septiembre 08, 2015

Andares en Yunchaco‏: leer

(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)
Caminando, como conversar, pregunto a Rigoberto –un joven comunero de Yunchaco– cómo fue para él aprender a leer:
– Aprendí nomás –me dice–, pero nunca leí.
Rigoberto no recuerda ningún título ni autor de su paso por la escuela.
– Nos hablaban de algunos escritores, pero era como si fueran de otro país. Y era para el examen… Una vez un profesor nuevo nos dijo que teníamos que comprar una obra: ¡¿de dónde íbamos a comprar ese libro si apenas teníamos para comprar comida, y dónde para comprarlo?! Por eso ni siquiera le agarrábamos cariño a la lectura… En la ciudad debe ser diferente porque aunque sea uno tiene los carteles de propaganda para leer, pero aquí en el campo ¿qué carteles íbamos a leer?
– ¿Y ahora, con la Biblioteca Rural? –le pregunto.
– ¡Eso es otra cosa! Eso es como mi casa. Ahí leo porque quiero y con ganas; ahí nadie me ordena ni me amenaza. Si me equivoco leyendo en voz alta es normal: entre todos nos corregimos y nos alegramos aprendiendo. Y además, con los libros de cuentos (de la Biblioteca Campesina) se me fue quitando el miedo: yo nunca pensé que los libros podían hablar como nosotros. Y cuando ya le agarré camote (confianza o cariño) ya pude leer mejor otros libros.
– ¿Qué has comprendido con eso? –le insisto.
– Que hubiera sido lindazo tener esa posibilidad desde pequeñito.

No hay comentarios: