octubre 09, 2011

¡¿Serpientes…?!


Hace algunos años, una comunidad cercana a la ciudad de Cajamarca nos solicitó tener su biblioteca rural. Después que entregamos los libros, los comuneros agradecieron mucho y nos hicieron saber que los que más les gustaban eran los libros que nosotros mismos habíamos producido, porque recogían la memoria y la tradición de nuestros antiguos abuelos.
Pero esa felicidad duró poco: unos meses después llegó el pastor extranjero de su iglesia (de la que dependen económicamente), reunió a los campesinos, formó una ruma con los libros y les prendió fuego mientras les decía que nunca más debían leerlos, que eran endemoniados, que representaban el mal y se oponían a los designios de Dios…
Los comuneros nos contaron lo ocurrido a escondidas, llorando y sin comprender si a Diosito en verdad no le gustaban los recuerdos y saberes de nuestra propia cultura…
Hace un par de semanas estuvimos de visita en uno de nuestros sectores del campo; habíamos llevado nuestros libros recientemente producidos para el incremento y para el canje.
Llegamos con mucho entusiasmo y mostramos el fascículo 18, “La serpiente antigua y otros cuentos…”, y también nuestra primera publicación a colores, “La serpiente roja y más cuentos”… pero grande fue nuestra sorpresa al percatarnos que el bibliotecario de una comunidad se resistía tímidamente a recibir esos libros.
No entendíamos qué pasaba y tampoco contestaba con contundencia a nuestras preguntas de por qué no quería recibirlos. Cuando le mostramos el interior de los libros y leimos juntos los cuentos, se convenció que podía llevarlos consigo.
Averiguado un poco más sobre el asunto, nos dimos con la ingrata noticia que algunas iglesias evangélicas prohíben la lectura de textos que tengan que ver con culebritas…
¿Cómo es posible, pensamos, relacionar a la propia naturaleza con la maldad y con el pecado?, ¿qué tipo de ignorancia insta a rechazar a la tierra y a lo que vive en ella?... ¿y hasta qué grados puede llegar la manipulación de las conciencias cuando el adoctrinamiento está ligado a condicionamientos económicos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Les escribe un cristiano evangélico para decirles que la relación sana de un creyente con Dios no pasa por vivir en base a prohibiciones, con miedo a todo y paralizado por el dedo acusador, sino que se basa en tomar decisiones de conducta u opiniones basadas en la libertad que Dios nos da sabiendo que agradamos a El con nuestras acciones, de tal modo que rechazo que a mis hermanos los estén manipulando en vez de instruyéndolos en la verdad.
Santiago R.