septiembre 09, 2011

Nuestros mayores cuentan

Las comidas vivas y la casa de Dios
Mi abuelito me contó que él estaba trabajando en una pirca y tamién tenía una barreta.
Un día se apareció una culebra que quería picarlo y él le dio un barretazo. En eso apareció una centella con garuga y él no se acordó más.
Y días se acordó que estaba en el cielo y Dios le estaba curando su cabeza onde le dio el trueno. Tamién dijo que Dios le dio un vaso de leche con pan.
Ahí era un almacén de todas comidas y un cuarto que atiende a los enfermos. Y en eso vio que todas las comidas son vivas: llegó un grano de trigo arrastrau sus tripas, tamién las papas sacau los ojos, un maíz a quejarse que era cojo y una tusa llegó quemada, tamín llorando y otra tusa llegó arrastrau las tripas.
Eso es lo que vio en el cielo.
Entonces Dios le dijo:
- Ahora te curo y te vas por un tiempo, no te necesito, después te traeré.
Y diay se recordó en su mismo sitio, pero trastornau con su cara y su cabeza quemau.
Por eso nos dijo que no lo botemos poray a los granos o a las tusas al camino porque se tropellan y lo revientan y se van llorando a Dios.

Contado por Dionisio Lobato, de Ramón Castilla, Libertad, Pallán.
Recogido por Santos Mayta Carrión, de 7 de Junio, Libertad, Pallán.

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